Ni siquiera el hombre araña puede con los vascos. El estreno el jueves pasado de The amazing Spider-man 2 hacía prever el fin del reinado de Ocho apellidos vascos,pero a esta película española en España no hay quien le gane. La comedia de Emilio Martínez-Lázaro
sigue en el primer lugar de la taquilla en su sexta semana en cartel,
batiendo récords, casi triplicando en recaudación al filme de acción de
la factoría Marvel, situándose siempre dentro del top 15 de los
largometrajes más taquilleros durante esas semanas (y eso que solo está
estrenada en España) y convirtiéndose en la película española más vista
de la historia.
Ayer domingo Ocho apellidos vascos llegó —son datos
provisionales proporcionados por la auditora Rentrak España, faltan aún
algunas salas por contabilizar— a los 6.525.919 espectadores (38.154.471
euros acumulados), dejando atrás a Los otros (2001), de
Alejandro Amenábar, que lideraba ese listado con 6.410.561 de
espectadores y una recaudación de 27.254.163 euros. Más atrás han
quedado Lo imposible (2012), de Juan Antonio Bayona, con 6.124.698 y 42.386.171 euros; La muerte tenía un precio (1966), con 5.520.971 espectadores; Torrente 2, misión en Marbella (2001), con 5.321.969; La gran aventura de Mortadelo y Filemón (2003), con 4.985.983; El orfanato (2007), con 4.420.636, y No desearás al vecino del quinto (1970) con 4.371.624 entradas vendidas.
Los datos se refieren a películas españolas dentro de España. Si sumamos la taquilla mundial —Ocho apellidos vascos aún no se ha estrenado fuera y a pesar de referentes como Bienvenidos al Norte o Bienvenidos al Sur no parece probable un gran recorrido—, Los otros
no tiene rival como el filme español más taquillero de la historia, ya
que acumuló casi 210 millones de euros por todo el mundo. Segundo queda
en ese ranking Lo imposible con 180 millones y, detrás, Planet 51, con 105 millones; Volver, de Pedro Almodóvar, con 85 millones, y El laberinto del fauno, de Guillermo del Toro, con 83 millones
Pienso que la película ha conseguido tanto gracias a las circunstancias y la falta de buenas risas.
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